El Banco Central Europeo (BCE) utiliza sus herramientas de política monetaria para mantener la inflación en la zona del euro en un nivel acorde con su objetivo (es decir, un objetivo de inflación simétrico del 2 % a medio plazo). Si la inflación es excesivamente baja, el BCE puede reducir sus tipos de interés oficiales (que son todos a corto plazo) para intentar que aumente. Sin embargo, cuando los tipos de interés de corto plazo ya están en niveles muy bajos, rebajarlos aún más no siempre es eficaz, por lo que el banco central necesita otras herramientas. Las indicaciones sobre la orientación futura de la política monetaria (forward guidance) son una de ellas.
En tales circunstancias, una comunicación clara por parte del banco central sobre cómo y bajo qué condiciones espera ajustar sus instrumentos en el futuro (no sólo sus tipos de interés oficiales, sino también las compras de activos, etc.) afectará a las expectativas que las empresas, los consumidores, los gobiernos y otros participantes en los mercados financieros se formen sobre los tipos de interés a medio y largo plazo, relevantes para determinar los costes de financiación de estos agentes económicos. Gracias a estas indicaciones y a la reducción de la incertidumbre, los agentes podrán tomar decisiones sobre las sendas de consumo e inversión en el presente, lo que afectará a su vez a los tipos a medio y largo plazo (para más información al respecto, puede verse ¿cómo actúa la política monetaria?).
De esta forma, estas indicaciones del BCE aumentan la eficacia de la política monetaria en el área del euro y ayudan a lograr el objetivo primordial de mantener la estabilidad de precios en la zona del euro.