La serie Documentos Ocasionales tiene como objetivo la difusión de resultados de trabajos realizados en el Banco de España en el ámbito de sus competencias que se consideran de interés general para el conocimiento del funcionamiento de la economía española y de su entorno internacional.
Las opiniones y análisis que aparecen en la serie Documentos Ocasionales son responsabilidad de los autores y, por tanto, no necesariamente coinciden con las del Banco de España o las del Eurosistema.
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En este trabajo se trata de recapitular algunos rasgos de la situación de la economía española tras cinco años de crisis, ejercicio que se beneficia de poder analizar este período con cierta perspectiva. La crisis ha supuesto un sustancial reajuste de las grandes cifras macroeconómicas españolas, tanto en términos del nivel y la composición del PIB y del empleo como en términos de la posición financiera de los sectores institucionales. Durante este período se han corregido algunos de los desequilibrios que se acumularon durante la etapa expansiva, y diversas variables clave se sitúan en la actualidad en unas cotas similares a las europeas. Con todo, el legado de la crisis en términos de la magnitud del desempleo o de los todavía elevados niveles de endeudamiento configura un panorama complejo y apunta a una recuperación gradual de la actividad, que no está exenta de incertidumbres. Estas afectan, principalmente, al recorrido pendiente de los mecanismos de ajuste de la economía, en particular el que transcurre a través del canal de la competitividad y el que lo hace mediante el ajuste de la situación patrimonial del sector privado. A pesar de la profundidad de la crisis, el recuento de los avances de las reformas adoptadas en diversos frentes ofrece un balance significativo. Desde la perspectiva que suministra el análisis realizado en este trabajo, las políticas de oferta deben desempeñar un papel fundamental en la fase cíclica actual, con el fin de consolidar la recuperación.
En este trabajo reflexionamos sobre el papel que puede desempeñar la política fiscal en la solución a la crisis de la zona del euro, caracterizada por niveles de endeudamiento públicos y privados elevados, que se acompañan de problemas de crecimiento y de competitividad. Analizamos el caso español como ejemplo paradigmático de las dificultades creadas por un endeudamiento elevado y de la presencia de desequilibrios internos y externos. En primer lugar, se describe el proceso de generación de los desequilibrios durante el período 1995-2007. Con posterioridad, se discute cómo la corrección de los desequilibrios macroeconómicos condiciona el progreso en la consolidación fiscal y cómo este último afecta a la corrección de los desequilibrios. Concluimos que el papel que la política fiscal puede desempeñar en estos países para expandir la demanda y reducir los costes asociados a la corrección de los desequilibrios internos y externos es limitado. La mejor contribución que la política fiscal puede efectuar en este contexto es a través de reformas del gasto público y del sistema impositivo, dirigidas a estabilizar la ratio de deuda pública. Esta política fiscal debe combinarse con reformas estructurales que aumenten la productividad de la economía y con mejoras del grado de regulación y competencia de los mercados, de forma que se reduzcan los costes de corto plazo de la devaluación interna.
Tras el incremento del endeudamiento del sector privado durante la etapa previa a la Gran Recesión de 2008, resulta necesario corregir el balance de los agentes económicos más endeudados, para recuperar un crecimiento equilibrado. Este trabajo analiza cómo se está realizando el proceso de desapalancamiento del sector privado no financiero en cuatro países que experimentaron un boom inmobiliario —Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda y España— y cómo está afectando a su ritmo de recuperación. Los resultados señalan que en el período 2008-2012 está habiendo diferencias entre estos países no solo en la intensidad de la reducción de la deuda, sino también en su distribución entre agentes y sectores productivos, así como en la manera en que se está materializando el desapalancamiento. También cabe argumentar que las diferencias en los patrones de ajuste observados están relacionadas con las distintas políticas económicas adoptadas y con el entorno exterior de cada economía. En Estados Unidos, los factores que más están contribuyendo a reducir el endeudamiento son la mejora de la actividad y los saneamientos de la deuda de los hogares; en el Reino Unido ha dominado la inflación, que erosiona el valor de la deuda; y en Irlanda y en España está teniendo más peso la reducción de los flujos netos de financiación. Es previsible que los procesos de desapalancamiento continúen en el futuro, pues las ratios de endeudamiento aún son comparativamente elevadas. Estos procesos suelen tener un carácter progresivo, por lo que seguirán afectando al crecimiento del consumo y de la inversión en los próximos años.
Este artículo analiza el modelo de crecimiento de China y sus perspectivas a medio y largo plazo. Las principales conclusiones del trabajo son, en primer lugar, que este modelo de crecimiento, sesgado hacia los productores y basado en un capitalismo supervisado, tiende a engendrar, como subproducto inherente, significativos desequilibrios económicos que no tienen visos de revertir sin una revisión fundamental del propio modelo. En segundo lugar, que, dada la ausencia de una masa crítica de reformas, los desequilibrios pueden (re)surgir una vez que las condiciones económicas mundiales y nacionales se normalicen. En tercer lugar, que, los factores que sustentan el crecimiento persistirán al menos a medio plazo, lo que ayudaría a mitigar transitoriamente el coste asociado a los desequilibrios, pero también podría desincentivar la puesta en marcha de necesarias reformas. Por último, que el retraso en la actuación de las políticas económicas y la persistencia de un modelo de crecimiento que genera severos desequilibrios aumentan el riesgo de que China no llegue a alcanzar el nivel de renta de las economías avanzadas. Por todo ello, es necesaria una mayor voluntad política para reorientar el modelo de crecimiento hacia una senda más sostenible.
Publicado en: ECB Occasional Paper N142