Esta página facilita el acceso a Artículos Analíticos agrupados por su contenido temático, publicados en el Boletín Económico, ordenados por fecha de difusión dentro de cada año, a partir de 1999.
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Los anuncios de medidas de política monetaria no convencionales del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal han contribuido a reducir significativamente las percepciones de los mercados sobre la probabilidad de que ocurran eventos macrofinancieros extremos. Este fenómeno se ha producido en los períodos de mayor tensión en los mercados, como la crisis financiera global y la crisis actual del Covid-19. Con estas medidas, se ha mitigado la materialización de eventos extremadamente desfavorables a través del efecto de retroalimentación entre el sector financiero y la economía real, y se ha asegurado una adecuada transmisión de la política monetaria.
En la primera parte de este artículo se describe la evolución de la rentabilidad, la solvencia y la liquidez de las sociedades no financieras españolas a partir de la Central de Balances Integrada (CBI), que contiene información anual hasta 2019. Este análisis evidencia que, a finales del pasado año, el sector corporativo se situaba en una posición de relativa fortaleza para afrontar una perturbación adversa, si bien ello era compatible con la existencia de segmentos con una situación de mayor vulnerabilidad. Posteriormente, se analiza el impacto de la crisis del Covid-19 sobre la situación financiera de las empresas, sobre la base de los datos de la Central de Balances Trimestral (CBT) correspondientes a los tres primeros trimestres de 2020, que incluyen un número relativamente reducido de compañías de un tamaño generalmente elevado. La crisis del Covid-19 ha provocado descensos acusados de los excedentes ordinarios, del empleo y de los niveles de rentabilidad en esta muestra de empresas. Además, los resultados atípicos presentaron una evolución muy negativa, lo que llevó a que, por primera vez en la CBT desde 2002, este agregado de empresas presentara un resultado neto final negativo. También se observa en 2020 un deterioro de la posición patrimonial de estas compañías, pues las ratios medias de endeudamiento y de carga financiera evidenciaron un repunte, causado tanto por el aumento de la deuda empresarial como, en mayor medida, por el descenso de los ingresos corrientes. Sin embargo, las compañías elevaron sus colchones de liquidez como medida precautoria. El artículo incluye, además, dos recuadros que analizan el impacto de la crisis del Covid-19 sobre la rentabilidad y la solvencia del conjunto del sector empresarial en 2020, respectivamente, a partir de varias microsimulaciones. Los resultados del primero muestran que el retroceso de la rentabilidad habría sido especialmente intenso en el segmento de pymes y, sobre todo, en los sectores más afectados por la crisis. Por su parte, el segundo recuadro evidencia que la crisis habría ocasionado un fuerte aumento de la presión financiera soportada por las empresas, así como un deterioro, aunque más moderado, de su solvencia.
En este artículo se analiza la evolución del coste de capital (CoE, por sus siglas en inglés) bancario en España y el área del euro desde 2007, poniendo el foco, particularmente, en el período de la pandemia del Covid-19. En marzo de 2020 se produjo un aumento importante del CoE, que remitió en los meses siguientes. En el artículo se estudian los factores responsables de esta evolución, que se compara con la de los tipos de interés de instrumentos alternativos de financiación bancaria.
Este artículo analiza la percepción que tienen los agentes sobre la naturaleza del período de baja inflación de los últimos años, en el contexto de un modelo en el que esos agentes forman sus expectativas a partir de reglas de predicción sencillas. La aproximación utilizada permite distinguir qué parte del fenómeno de inflación reducida se explicaría por factores temporales y qué parte podría considerarse de naturaleza permanente. Los resultados del análisis para el área del euro apuntan a que los agentes perciben como predominantemente transitorio el alejamiento reciente de la tasa de inflación con respecto al objetivo de política monetaria, si bien dichas desviaciones se caracterizarían por un grado de persistencia considerable. En términos comparativos, la persistencia estimada en el caso del área del euro de las desviaciones observadas con respecto al objetivo de inflación duplica aproximadamente a la correspondiente a Estados Unidos en los horizontes de uno y cinco años.
Los últimos resultados de la Encuesta sobre Préstamos Bancarios evidencian que, durante el tercer trimestre del año, tanto en España como en la Unión Económica y Monetaria (UEM) se observó una contracción generalizada de la oferta crediticia, que estaría vinculada a un aumento de los riesgos percibidos. En cuanto a la demanda, la procedente de las empresas descendió en ambas zonas, tras el fuerte aumento registrado entre abril y junio. En cambio, se elevaron las solicitudes de créditos de los hogares para adquisición de vivienda, tanto en España como en la UEM, mientras que las de préstamos para consumo y otros fines siguieron reduciéndose en nuestro país, aunque a un ritmo considerablemente menor que en el trimestre previo, y crecieron en el conjunto de la eurozona. Las entidades financieras consideran que las medidas de política monetaria habrían seguido contribuyendo, en general, a una expansión de la oferta de crédito.
Al igual que ha ocurrido con otras industrias, las grandes compañías tecnológicas están cada vez más presentes en el sector de los servicios financieros. A su condición de proveedores de herramientas y soluciones digitales, estas empresas unen también su capacidad para actuar como un canal de distribución de los bienes y servicios que, tradicionalmente, producen las entidades financieras. Adicionalmente, en ciertos nichos de negocio, las bigtech también están emergiendo como nuevos competidores directos de la banca. Sin perjuicio de los potenciales beneficios que pueda traer consigo esta nueva situación, la existencia de distorsiones significativas para cualquier industria derivadas de una mayor consolidación de la actividad de las plataformas digitales ha supuesto que, desde las instituciones europeas, se estén promoviendo diversas acciones dirigidas a fomentar el funcionamiento más ecuánime de los mercados en los que estas actúan. El Reglamento sobre el fomento de la equidad y la transparencia para los usuarios profesionales de intermediación en línea es uno de los exponentes más recientes, al que se unen otras iniciativas en materia tanto de competencia como de ordenación general de los mercados de servicios digitales europeos. A pesar de su generalidad, estas medidas permiten hacer frente a algunos de los desafíos que los grandes actores digitales plantean al sector financiero. Sin embargo, siguen sin dar una respuesta satisfactoria a otra serie de cuestiones, de carácter más particular e idéntica relevancia (a saber: prociclicidad del crédito, selección adversa, interdependencias, etc.). Para estas últimas, se necesitan aproximaciones más concretas que contribuyan a trazar paralelismos entre la actividad de dichas plataformas y las que ya están reguladas, como un primer paso en el proceso de adaptación del marco regulatorio y supervisor actual.
En este artículo se muestra que las instituciones de inversión colectiva (IIC) han experimentado un crecimiento notable en los últimos años, tanto en España como en los países de nuestro entorno. Esta evolución ha venido acompañada de un aumento del grado de concentración en el sector y del porcentaje del patrimonio gestionado por entidades registradas en el extranjero. En línea con la evidencia documentada a nivel internacional, las carteras de inversión de las IIC domiciliadas en España reflejan un aumento de la asunción de riesgos en los últimos años, aunque el peso de los instrumentos financieros de renta fija de peor calidad crediticia es muy limitado. El sector bancario español y las IIC mantienen vínculos muy estrechos. Por un lado, una parte muy significativa del patrimonio de las IIC españolas está gestionada por instituciones filiales de entidades de depósito nacionales. Por otro, una proporción muy importante de las carteras de inversión de las IIC se compone de activos financieros emitidos por los propios bancos. Por tanto, para valorar la resiliencia de las IIC y del sector financiero en su conjunto es fundamental profundizar en el análisis de estas interconexiones.
Los datos del primer semestre de 2020 de la Central de Balances Trimestral (CBT) indican que las medidas de contención introducidas en el contexto de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 tuvieron un fuerte impacto negativo sobre la actividad, si bien se aprecian diferencias notables entre las empresas de la muestra. Esta evolución se tradujo en una brusca contracción de los excedentes ordinarios y de los niveles de rentabilidad, llevando incluso a que el resultado neto final presentara un valor agregado negativo, lo que no sucedía en la CBT desde 2002. Además, las compañías aumentaron su endeudamiento para financiar los mayores déficits de explotación, y también creció ligeramente el porcentaje de los beneficios ordinarios (resultado económico bruto más ingresos financieros) destinado al pago de intereses, quebrándose la tendencia descendente de esta ratio en los últimos años. El artículo incluye un recuadro que analiza las necesidades de liquidez de las empresas en el primer semestre de 2020, como consecuencia de la caída tanto de la actividad como de las inversiones en activos reales y amortizaciones de deuda, así como el deterioro patrimonial que han experimentado estas compañías.
La pandemia de Covid-19 ha supuesto un cambio significativo en la evolución de la financiación del sector privado no financiero. La financiación destinada a autónomos y a empresas ha repuntado como consecuencia tanto del aumento de la demanda derivado de las mayores necesidades de liquidez y del incremento percibido de los riesgos de refinanciación como de la expansión de la oferta, que se ha visto estimulada por la introducción de un programa de avales públicos y por las políticas de provisión de liquidez a las entidades de crédito del Banco Central Europeo. Por el contrario, ha caído el crédito nuevo a las personas físicas, en gran parte como consecuencia del deterioro de las perspectivas macroeconómicas, que ha contraído la oferta y la demanda de crédito en este segmento. Por el momento, el impacto adverso de la crisis del Covid-19 sobre la calidad crediticia de las carteras de las entidades de depósito se está viendo mitigado por las medidas adoptadas por las autoridades económicas y las propias entidades (en particular, el programa de avales públicos y las moratorias legales y sectoriales de operaciones de préstamos). Con todo, el crédito dudoso ha aumentado desde el inicio de la pandemia, tanto en las operaciones con las sociedades no financieras como en las correspondientes a los hogares. La ratio de dudosos de las entidades de depósito, no obstante, se ha mantenido estable desde marzo, al compensar la expansión del crédito (denominador de la ratio) el aumento del volumen de dudosos (numerador).
Las sociedades anónimas cotizadas de inversión en el mercado inmobiliario (SOCIMI) son
instrumentos de inversión en activos inmobiliarios que, en España, se regularon por primera vez en 2009. En los últimos años han experimentado un rápido crecimiento, hasta alcanzar un tamaño relativo —aproximado por su capitalización bursátil en términos de PIB— superior al del promedio de este tipo de sociedades en el conjunto de la UEM. En España, este sector se caracteriza por su elevada concentración, ya que unos pocos vehículos de gran tamaño coexisten con un nutrido grupo de pequeñas sociedades. Las SOCIMI que cotizan en mercados regulados y aquellas que lo hacen en mercados alternativos muestran marcadas diferencias en cuanto a su tamaño, la composición de su balance y su estructura de propiedad. Cabe destacar la reducida exposición de las SOCIMI españolas al segmento inmobiliario residencial, aunque en los últimos años ha aumentado, así como la elevada participación de inversores no residentes en su capital.
Las Cuentas Financieras de la Economía Española revelan que en 2019 los hogares recibieron, por segundo año consecutivo, financiación bancaria neta positiva por un importe moderado y similar al de 2018, principalmente debido al aumento de los créditos destinados a consumo y otros fines. Estos desarrollos fueron compatibles con un nuevo descenso de la ratio de la deuda de los hogares (que cerró el año en el 57 % del PIB, 2 puntos porcentuales (pp) por debajo del nivel de 2018 y 29 pp inferior al valor máximo de 2010). Por otra parte, la riqueza financiera bruta de los hogares experimentó en 2019 —a diferencia de lo ocurrido el año anterior— un aumento, como consecuencia fundamentalmente del ascenso del valor de su cartera financiera, en línea con la revalorización de los índices bursátiles y de los valores de renta fija. Por lo que respecta a las empresas, el flujo neto procedente del crédito bancario recibido de entidades financieras residentes volvió a ser negativo en una cuantía ligeramente inferior a la del año precedente, lo que contribuyó a que su ratio de endeudamiento cayera hasta el 73 % del PIB, cifra 2 pp inferior a la de 2018 y 47 pp por debajo de los niveles máximos a los que llegó a mediados de 2010. Por último, los recursos propios de las sociedades no financieras, a diferencia de lo ocurrido el año anterior, aumentaron, como resultado tanto de la captación de fondos por esta vía como, en mayor medida, del aumento del valor de estos instrumentos.
En las economías de nuestro entorno, la pandemia ha afectado, sobre todo, al empleo en el comercio, la hostelería y las actividades artísticas y recreativas, por lo que es importante conocer los recursos financieros de los que disponen estas familias para hacer frente a posibles caídas de la renta. En este artículo se utiliza la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España para caracterizar la situación patrimonial de los trabajadores más afectados por la crisis actual. En 2017, aproximadamente la mitad de las mujeres y la mitad de los jóvenes menores de 35 años —que conforman en ambos casos grupos de la población con niveles relativamente más bajos de rentas del trabajo— estaban empleados en esos sectores. Con frecuencia, estos trabajadores convivían con otras personas con mayores niveles de renta, lo que puede mitigar, parcialmente, la incidencia de las posibles pérdidas de empleo. Aun así, en 2017 el 28 % de los ocupados de los sectores afectados vivían en hogares con activos financieros inferiores a un mes de renta, y uno de cada doce residía en hogares para los que el pago de las deudas bancarias suponía más del 40 % de su renta antes de impuestos. Entre los trabajadores de los sectores más afectados por la pandemia, la situación de vulnerabilidad financiera era relativamente más acusada en los empleados con menor posibilidad de teletrabajo y en los empleados de la hostelería y de las actividades artísticas y recreativas.
La información acerca de la utilización de las tarjetas como medio de pago constituye un indicador del consumo privado de uso creciente en los últimos años. Entre sus ventajas se incluyen su frecuencia diaria y su disponibilidad con escaso retraso respecto al momento en el que se incurre en el gasto. En el artículo se utiliza este indicador para analizar la evolución del consumo de los hogares españoles desde la declaración del estado de alarma (mediados de marzo) y para explorar sus factores explicativos. En efecto, la caída del consumo durante la crisis sanitaria del Covid-19 ha sido muy superior a la que sugerirían sus determinantes habituales, lo que apunta a que otros factores —como el aumento de la incertidumbre en torno al curso de la enfermedad y a sus repercusiones económicas, y las restricciones a la movilidad personal y a diversas actividades económicas durante el período de vigencia del estado de alarma— explicarían en gran medida los desarrollos observados. El empleo de los datos acerca del uso de las tarjetas como medio de pago permite indagar en la relevancia de las medidas de distanciamiento social a la hora de explicar los desarrollos observados en el consumo desde mediados de marzo. El artículo encuentra que los indicadores del uso de tarjetas de pago muestran una elevada correlación con la evolución de las limitaciones a la movilidad y a la actividad. La información disponible muestra además cómo se produjo una sustitución de compras presenciales por compras por Internet durante el confinamiento.
El 20 de abril de 2020, el precio del futuro sobre el petróleo West Texas Intermediate (WTI) con entrega en mayo cotizó en negativo por primera vez en la historia. Otros precios de crudo también registraron valores muy bajos, y su volatilidad se disparó y se situó muy por encima de la de los mercados bursátiles. Este artículo analiza las diferencias entre el mercado al contado y el mercado de futuros del crudo, mostrando el papel fundamental que estos desempeñaron en el origen y la posterior corrección de este evento, que afectó a los contratos suscritos sobre el WTI en mayor medida que al Brent. El artículo también destaca la presencia, cada vez más relevante, de los fondos cotizados sobre petróleo y su creciente uso como instrumento de inversión minorista.
Los últimos resultados de la Encuesta sobre Préstamos Bancarios se encuentran muy condicionados por el impacto que la pandemia de Covid-19 ha tenido sobre la actividad económica y, como consecuencia, sobre el mercado de crédito. Así, durante el segundo trimestre del año se produjo en España una relajación de la oferta crediticia en el segmento de empresas, muy influida por la introducción de la línea de crédito ICO Covid-19, avalada por el Estado. En la Unión Económica y Monetaria, la oferta crediticia en este segmento presentó variaciones reducidas, en contraste con el notable endurecimiento registrado durante la anterior crisis financiera (lo que se atribuye tanto al impacto de las medidas fiscales y de política económica adoptadas como a la mayor fortaleza de la posición de capital de los bancos). En los créditos concedidos a hogares se observó, en ambas áreas, un endurecimiento tanto de los criterios como de las condiciones aplicadas, debido en gran medida al aumento de los riesgos percibidos y al deterioro del panorama económico general. En cuanto a la demanda de crédito, en las dos zonas se observó un fuerte incremento de las solicitudes procedentes de empresas, por el aumento de sus necesidades de liquidez —principalmente para financiar circulante—, y un intenso descenso de las provenientes de hogares, en un contexto de creciente incertidumbre económica.
Los datos del primer trimestre de 2020 de la Central de Balances Trimestral (CBT) muestran que las medidas de contención introducidas en el contexto de la crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19 tuvieron un fuerte impacto negativo sobre la actividad de las empresas de esta muestra en el conjunto de los tres primeros meses del ejercicio. Esta evolución se tradujo en una fuerte contracción de los excedentes ordinarios y de los niveles de rentabilidad, llevando incluso a que el resultado neto final presentara un valor agregado negativo, lo que no sucedía en la CBT desde 2002. Además, la necesidad de cubrir los déficits de explotación contribuyó a un aumento del endeudamiento de estas empresas, y también creció ligeramente el porcentaje de los beneficios ordinarios (resultado económico bruto más ingresos financieros) destinado al pago de intereses, quebrándose la tendencia descendente de esta ratio en los últimos años. El artículo incluye un recuadro que analiza las necesidades de liquidez de las empresas en el primer trimestre de 2020 (como consecuencia de la caída tanto de la actividad como de las inversiones en activos reales y amortizaciones de deuda), así como el deterioro patrimonial que han experimentado estas compañías.
Según la estadística de la Balanza de Pagos, España presentó, en 2019, una capacidad de
financiación del 2,3 % en porcentaje del PIB, levemente inferior a la del año previo, en un entorno en el que prosiguió la expansión económica, si bien a un ritmo de crecimiento menor. La evolución de la capacidad de financiación se explica por la reducción del superávit de la cuenta de capital, como resultado de la disminución de los fondos procedentes de la Unión Europea, el estancamiento de los ingresos turísticos en porcentaje del PIB y la ampliación del déficit de bienes no energéticos. Esta evolución contrarrestó la mejoría del saldo de bienes energéticos que provocó el descenso de los precios del petróleo. Las perspectivas sobre la evolución del saldo exterior de la economía se han visto alteradas bruscamente como consecuencia de la crisis sanitaria del Covid-19, y existe una gran incertidumbre en el futuro próximo acerca de la magnitud (e incluso del signo) de sus efectos sobre dicho saldo, en un contexto de drástica reducción de los intercambios exteriores de bienes y servicios. Por el momento, la información de Balanza de Pagos relativa a marzo ha arrojado una necesidad de financiación, por primera vez en ese mes desde 2012, que ha venido asociada a la fuerte caída de los ingresos por turismo a que han dado lugar las medidas de restricción a la movilidad adoptadas tanto en España como en los países de origen. En el caso concreto del turismo receptor, la evolución futura está enormemente condicionada por el ritmo de
eliminación de las restricciones a la movilidad, que, a su vez, depende tanto de la evolución de la pandemia como de la percepción de riesgo, lo que podría llevar a la adopción de medidas de distanciamiento social voluntario por parte de los potenciales turistas. En 2019, por quinto año consecutivo, se redujo el saldo deudor de la posición de inversión internacional neta de la economía española, hasta el 74 % del PIB, el nivel más bajo desde 2006. Esta evolución, que supuso la mayor caída de los últimos siete años, estuvo apoyada en la capacidad de financiación de la nación, el importe positivo que arrojaron los efectos valoración y la expansión del PIB. En términos de flujos financieros, excluyendo el Banco de España, el saldo superavitario de las operaciones financieras de la economía española fue menor que el de 2018, condicionado por el aumento de las compras de deuda de las Administraciones Públicas por parte de los inversores internacionales, que se vio solo parcialmente compensado por la caída de las entradas de inversión extranjera directa. Por su parte, la cuenta financiera del Banco de España presentó superávit, por primera vez desde 2014, evolución que estuvo influida por algunos cambios en la instrumentación de la política monetaria del Banco Central Europeo.
De acuerdo con la Encuesta sobre Préstamos Bancarios, durante el primer trimestre del año, se produjo, tanto en España como en la Unión Económica y Monetaria (UEM), una cierta contracción de la oferta crediticia, que afectó a casi todos los segmentos analizados. La demanda de crédito habría seguido reduciéndose en nuestro país de forma generalizada, aunque, en el caso de las empresas, a un menor ritmo que tres meses antes. En el conjunto de la UEM habrían repuntado las solicitudes de fondos de las empresas y se habrían desacelerado las de hogares. Para el segundo trimestre del año, las entidades financieras esperan un mayor impacto de la pandemia de Covid-19, especialmente en el caso de la demanda de financiación. Así, prevén que entre abril y junio se producirá un fuerte aumento de las solicitudes de préstamos procedentes de las empresas, impulsado seguramente por sus elevadas necesidades de liquidez. De cumplirse estas expectativas, sería el mayor incremento de la demanda registrado en este segmento por la encuesta desde su inicio, en 2003. En cambio, las entidades financieras anticipan un intenso descenso de las peticiones de fondos procedentes de los hogares, en un contexto de creciente incertidumbre económica. Por otra parte, estos intermediarios esperan relajar los criterios de concesión de los créditos a las empresas durante esos mismos meses, previsiblemente como consecuencia de los programas de avales públicos introducidos en varios países. De acuerdo con las respuestas recibidas, las medidas adoptadas por el Banco Central Europeo (programa ampliado de compras, tipo negativo de la facilidad de depósito y TLTRO-III) habrían seguido contribuyendo a una relajación de las condiciones de oferta crediticia y a un aumento del volumen de préstamos concedidos.
De acuerdo con la muestra trimestral de la Central de Balances, la actividad de las sociedades no financieras perdió dinamismo en 2019, lo que se tradujo en una desaceleración de la creación de empleo. Sin embargo, la elevada entrada de dividendos favoreció un aumento de los beneficios ordinarios, y con ello crecieron también los niveles medios de rentabilidad ordinaria. Además, los costes de financiación siguieron disminuyendo, lo que permitió que el diferencial entre la rentabilidad del activo y este indicador se ampliase de nuevo. Por otro lado, la evolución de los ingresos y los gastos atípicos influyó negativamente en el resultado del ejercicio, provocando un descenso notable del excedente final. Las ratios medias de endeudamiento, tanto la que se expresa en relación con el activo como la que se calcula con respecto a los excedentes ordinarios, siguieron reduciéndose en 2019. También continuó disminuyendo la fracción de los beneficios destinada al pago de intereses, que se situó en mínimos históricos. El artículo incluye un recuadro que analiza la evolución reciente de la financiación comercial y de los períodos medios de pago a proveedores y de cobro a clientes.
En la parte final del año 2019, la financiación captada por hogares y por empresas no financieras crecía a ritmos muy moderados, algo inferiores a los registrados en la primera mitad del año. Esta evolución se produjo en un contexto de debilidad de la demanda de fondos y en el que los criterios de concesión de los préstamos bancarios se habrían endurecido ligeramente, si bien el coste del crédito volvió a disminuir, en línea con la orientación más acomodaticia de la política monetaria. Por su parte, la cartera de préstamos de las entidades de depósito siguió contrayéndose, aunque a un ritmo más moderado, al tiempo que continuó mejorando su calidad media, con reducciones adicionales de la tasa de morosidad y de los activos adjudicados.
Los avances en las nuevas tecnologías suponen una oportunidad de acceso y uso de los servicios financieros para millones de personas que permanecen excluidas financieramente a escala mundial. En este artículo se señalan las principales ventajas que la innovación financiera está reportando, especialmente en las economías emergentes, al tiempo que se identifican los principales desafíos asociados, incluidos los potenciales efectos de la digitalización sobre la exclusión financiera, y las posibles formas de abordarlos.
De acuerdo con la Encuesta sobre Préstamos Bancarios, durante el cuarto trimestre de 2019 se produjo en España, en todas las modalidades, un ligero endurecimiento de los criterios de concesión, mientras que en la Unión Económica y Monetaria (UEM) este solo afectó a los préstamos a hogares para consumo y otros fines. En este mismo segmento, las condiciones generales de los nuevos préstamos se suavizaron, tanto en España como en el conjunto de la eurozona, si bien en nuestro país, además, se observó un leve endurecimiento de las condiciones en los créditos a familias para adquisición de vivienda. La demanda de crédito en España se habría reducido en todas las modalidades, mientras que en el conjunto de la UEM habrían descendido las solicitudes de fondos provenientes de sociedades y habrían aumentado las de los hogares. Según las entidades encuestadas, las medidas regulatorias y supervisoras de capital, apalancamiento o liquidez no habrían tenido en España un impacto apreciable sobre la oferta de crédito en el segundo semestre de 2019, mientras que en la eurozona habrían propiciado un cierto endurecimiento. Por otra parte, la ratio de morosidad habría contribuido a un endurecimiento de los criterios de concesión de créditos (en los créditos para consumo en España y en los otros dos segmentos en la UEM). Por último, respecto a las TLTRO III del Banco Central Europeo, la participación de las entidades fue escasa en la subasta de septiembre, y aumentó significativamente en la de diciembre, atraídas fundamentalmente por las favorables condiciones de esta financiación.