¿Por qué persisten las brechas de género en el trabajo? La respuesta de la última nobel de economía
La brecha de género en el mercado laboral se cerró considerablemente durante los siglos XIX y XX. Sin embargo, en las últimas dos décadas este proceso de convergencia, tanto en participación laboral como en salarios, se ha frenado. Las investigaciones de Claudia Goldin nos dan las claves para entender los motivos.
La incorporación de la mujer al mercado de trabajo ha sido uno de los principales hitos económicos y sociales del último siglo, al que España llegó con algo de retraso. Pero las brechas de género en el mercado laboral persisten y, lo que es más preocupante, han dejado de reducirse. En esta entrada explicamos el porqué del cierre de la brecha y los obstáculos que aún enfrenta. Lo hacemos de la mano de Claudia Goldin, Premio Nobel 2023, un galardón que reconoce la importancia que han cobrado los estudios de género en la economía.
La curva que relaciona desarrollo económico y participación de las mujeres en el mercado laboral tiene forma de U
Durante los siglos XIX y XX, la participación laboral de las mujeres casadas no siguió un patrón de crecimiento lineal, paralela al desarrollo económico, sino que la evolución fue en forma de U, como muestra el gráfico 1.
Gráfico 1
LA PARTICIPACIÓN LABORAL FEMENINA DIBUJA UNA FORMA DE U EN LOS ÚLTIMOS SIGLOS
FUENTE: Goldin (1995), Jarnestad (2023).
NOTA: Participación laboral de mujeres casadas en Estados Unidos, 1790-2000.
¿Por qué evolucionó así? La evidencia recopilada por Claudia Goldin para Estados Unidos muestra lo siguiente:
-Cuando los ingresos de las familias eran extremadamente bajos o predominaban las actividades agrícolas, las mujeres formaban parte de la fuerza laboral de manera masiva, en torno al 60%.
-Con el cambio hacia una economía más industrializada, la participación laboral de las mujeres disminuyó. Esto se debe a que, a medida que los ingresos familiares aumentaron y eran suficientes para mantener su nivel de vida, ya no era necesario que las mujeres tuvieran que trabajar fuera del hogar (efecto renta).
-Posteriormente, debido a la aparición de trabajos de corte administrativo y al acceso a la educación, las mujeres regresaron al mercado laboral (efecto sustitución).
En el caso de España, como vemos en el gráfico 2, la tasa de ocupación femenina hasta 2010 también muestra forma de U, aunque menos marcada y con cierto desfase respecto a Estados Unidos, debido a que el proceso de industrialización de nuestro país fue posterior.
Gráfico 2
TASA DE PARTICIPACIÓN LABORAL FEMENINA EN ESPAÑA, 1900-2020
FUENTE: OECD.Stat, Long (1958), Heckmand y Killingsworth (1986)-
NOTA: Proporción de la población femenina de 15 años y más que es económicamente activa.
La evolución de la brecha. ¿Por qué ha dejado de estrecharse?
Para comprender mejor el tramo creciente de la curva hay que tener en cuenta tanto efectos de oferta como de demanda, esto es, tanto el aumento en el acceso de las mujeres a la educación como la proliferación del empleo administrativo.
Una de las tesis que defiende la catedrática de Harvard es que la introducción, a finales de los 60, de la píldora anticonceptiva supuso un punto de inflexión decisivo en las expectativas de las mujeres. Los anticonceptivos orales facilitaron que las mujeres pudieran fácilmente planificar su futuro, retrasando la edad del matrimonio y del primer hijo. Al tener el control sobre la maternidad, se crearon los incentivos adecuados para invertir en su educación y en su carrera profesional.
Además, los rendimientos potenciales de estudiar para las mujeres eran mayores que para los hombres, ya que esos estudios les daban acceso a trabajos de oficina mejor pagados y con mejores condiciones laborales que los empleos en las fábricas.
Todos estos factores, junto con los avances tecnológicos en el hogar, posibilitaron lo que Claudia Goldin denominó la "revolución silenciosa": un cambio de expectativas y mentalidad de las mujeres en relación con su vida laboral y profesional, que tuvo unos efectos en el crecimiento económico, comparables incluso con los de la globalización.
No obstante, la reciente premio nobel considera que el último capítulo de la "gran convergencia de género" sigue pendiente.
A pesar de todos los avances, las diferencias entre hombres y mujeres en el trabajo todavía persisten. Como refleja el gráfico 3 para España, en las últimas dos décadas el incremento en la participación laboral de la mujer se ha frenado.
Gráfico 3
LAS MUJERES ESPAÑOLAS HAN SUPERADO A LOS HOMBRES EN FORMACIÓN EDUCATIVA, PERO LA CONVERGENCIA EN PARTICIPACIÓN LABORAL SE HA ESTANCADO
FUENTE: Encuesta de Población Activa, Instituto Nacional de Estadística.
NOTA: Individuos con educación superior y tasa de participación por sexo en España, 1977-2022.
En paralelo, algo similar ha sucedido respecto de la brecha salarial entre hombres y mujeres. Como muestra Goldin en Estados Unidos, la ratio entre los ingresos anuales (medianos) de mujeres y hombres apenas ha variado en los últimos años, después de décadas de mejoras, especialmente en los años 1980: las trabajadoras de 25 a 69 años a tiempo completo ganaban en 1980 un 56% de lo que los hombres; en 2000, el porcentaje había aumentado hasta el 74%, pero en 2010 apenas había avanzado al 77%.
¿Dónde se dan las mayores diferencias salariales entre hombres y mujeres? En el año 2021, su libro Career and Family demostraba que estas diferencias se amplían con la llegada de los hijos y son particularmente grandes en aquellos empleos que recompensan desproporcionadamente la total disponibilidad horaria, así como las jornadas laborales más largas. Sirvan como ejemplo sectores como las finanzas, los negocios, el derecho y el mundo académico. Para la economista estadounidense, son este tipo de “trabajos codiciosos” los que penalizan en mayor medida cualquier interrupción. Además, son estos trabajos los que han experimentado los mayores aumentos de ingresos en los últimos años.
La brecha no se ha cerrado. Según Goldin, los principales motivos son la maternidad, las tareas de cuidados y la mayor remuneración de trabajos que dificultan la conciliación
En definitiva, las investigaciones de la profesora Goldin nos permiten entender por qué, pese a los avances, la brecha entre hombres y mujeres en el mercado laboral no se ha cerrado por completo. Los principales motivos serían, a juicio de la economista, la maternidad, las tareas de cuidados y la diferencia en la remuneración de los trabajos que permiten conciliar frente a los trabajos codiciosos.
NOTA: Las opiniones de esta entrada de blog son responsabilidad de los autores y no necesariamente coinciden con las del Banco de España o el Eurosistema.