Los programas de compras de activos, forman parte del conjunto de nuevos instrumentos de política monetaria utilizados por el Banco Central Europeo (BCE) para mantener la estabilidad de precios en un contexto en el que los tipos de interés se encuentran cerca de su límite inferior efectivo. Los programas de compras de activos también se denominan expansión cuantitativa (comúnmente conocido como QE, por sus siglas en inglés, Quantitative Easing), así llamadas por ser medidas que implican una expansión notable del tamaño del balance del banco central.
Cuando el BCE compra activos financieros, como bonos, aumenta su demanda y provoca un incremento en su precio. Como consecuencia, los tipos de interés de mercado se reducen (ya que la rentabilidad de los bonos es inversamente proporcional a su precio), lo cual también termina trasladándose a los tipos de interés de los préstamos bancarios. De esta forma, estos programas facilitan el acceso al crédito, no sólo por parte de los emisores de bonos (gobiernos, empresas, entidades financieras), sino también a los agentes más dependientes del crédito bancario, como hogares y pymes, impulsando así el consumo y la inversión.
Entre mediados de 2014 y julio de 2022 el BCE adquirió activos bajo su programa de compra de activos, conocido como APP por sus siglas en inglés (Asset Purchase Programme), entre los que se encuentran títulos de deuda pública (a través del subprograma PSPP), bonos corporativos (CSPP), bonos de titulización de activos (ABSPP) y bonos garantizados (CBPP). A estos programas de compras, se sumó el programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) iniciado en marzo de 2020 con el objetivo de contrarrestar los riesgos sobre la economía del área del euro y el mecanismo de transmisión de la política monetaria como consecuencia del estallido de la pandemia de COVID-19. Durante el año 2022 el BCE empezó a eliminar gradualmente sus programas de compras, al interrumpir progresivamente las compras netas de activos y las reinversiones de sus vencimientos.
En línea con su compromiso para incorporar consideraciones climáticas en el marco de su mandato, el BCE ha comenzado a tener en cuenta riesgos climáticos relevantes en los procedimientos de diligencia debida de sus compras de activos del sector empresarial para sus carteras de política monetaria. Así, el BCE adaptará el marco de asignación de compras de bonos corporativos incorporando criterios climáticos, incluyendo el alineamiento de los emisores con, como mínimo, la legislación de la UE que implemente el Acuerdo de París a través de métricas relacionadas con el cambio climático o su compromiso con tales objetivos. Además, en el primer trimestre de 2023, el BCE comenzará a divulgar información sobre el clima en relación con el programa de compras de bonos corporativos (CSPP), que complementará la información sobre las carteras no relacionadas con la política monetaria (véase la nota de prensa del BCE del 4 de febrero de 2021).