Los Estados inician los procesos de integración económica para aprovechar las ventajas de un territorio mayor: economías de escala, reducción de costes, mayor eficiencia en los proyectos y solidez financiera y económica.
Desde un punto de vista teórico, se puede hablar de seis etapas o grados de integración, según la convergencia económica conseguida:
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Zona comercial preferente
Se reducen los aranceles aduaneros entre los países que participan en el proyecto.
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Zona de libre comercio
Se eliminan los aranceles a una parte o a la totalidad de las mercancías que circulan entre los países participantes.
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Unión aduanera
Se establecen aranceles comunes respecto a terceros países y se articula una política comercial común.
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Mercado común
Se desarrollan regulaciones aplicables a la mayoría de los bienes y servicios y se permite la libre circulación de mercancías, capitales, trabajadores y servicios.
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Unión económica
Se armonizan las diversas políticas económicas nacionales: monetaria, financiera, fiscal, industrial, agrícola, etc. En lo que respecta a la política monetaria, puede desembocar en la creación de un banco central común y la adopción de una moneda común, lo que generaría una unión monetaria.
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Integración económica
Se trata de un espacio económico regido por políticas económicas comunes que requiere además una organización institucional con poderes efectivos.
La Unión Europea ha superado ya los cuatro grados iniciales de integración y se encuentra en el proceso de unión económica. Se han dado grandes pasos en el proceso de unión monetaria, con la puesta en circulación de una moneda común, el euro, y la aplicación de una misma política monetaria en un número relevante de países.