Veranos cada vez más tórridos nos recuerdan que el cambio climático ya está aquí. En España, cada vez llueve menos—lo que propicia sequías y desertificación— y hay más fenómenos extremos, como lluvias torrenciales que provocan inundaciones, y megaincendios. Estos fenómenos afectan tanto a la actividad económica como a los riesgos que enfrenta el sector financiero, como mostró la DANA que azotó Valencia en octubre de 2024. Más allá de otras consideraciones, el sector bancario puede incurrir en pérdidas ante eventos extremos y ver reducida la solvencia de los clientes que reciben sus créditos. Los bancos centrales velamos por la estabilidad del sistema financiero, por lo que resulta importante entender la respuesta de los bancos a estos riesgos. Esta entrada se centra en el impacto de dos riesgos derivados del cambio climático sobre el crédito bancario, basado en nuestras investigaciones recientes: la desertificación, un fenómeno crónico, y los incendios, un fenómeno extremo.

Las temperaturas medias han aumentado en España unos dos grados en los últimos 50 años y los once años más cálidos registrados pertenecen al siglo XXI. Además, somos uno de los países occidentales más vulnerables al cambio climático. Tanto la desertificación como los incendios suponen una grave amenaza. Por un lado, somos uno de los países europeos con mayor riesgo de desertificación, ya que casi tres cuartas partes de nuestro territorio son tierras áridas y propensas a sufrir este proceso. Por otro lado, la severidad de los incendios ha aumentado en los últimos años, siendo España uno de los países más afectados de Europa. Así, en 2022 España representó alrededor del 40 % de las tierras de la UE que fueron pasto de incendios forestales.

Además, los riesgos de desertificación y de incendios se refuerzan entre sí: un terreno más árido tiene mayor probabilidad de sufrir mayores incendios forestales; en sentido inverso, los incendios dejan el suelo desprotegido, lo que reduce su capacidad de retener agua y acentúa los procesos de degradación. Esta interacción genera un círculo de deterioro ambiental que, además de dañar los ecosistemas, puede tener efectos persistentes sobre la actividad económica y financiera.

¿Cómo afecta la desertificación al crédito bancario?

El agravamiento progresivo de la desertificación en España está relacionado no solo con el calentamiento global, sino también con el desequilibrio entre zonas urbanas/rurales e interiores/costeras y con la expansión de cultivos intensivos en agua, entre otros factores.

La desertificación puede afectar al crédito bancario, a través de efectos contrapuestos, de tal modo que su impacto final no es claro:

• Negativo por el lado de la demanda: normalmente, a mayor aridez menor es el valor del terreno donde se ubica la actividad. El terreno suele ser el colateral o garantía cuando se solicita un préstamo en este contexto, por lo que se reduce el acceso al crédito por parte de sus propietarios.
• Positivo por el lado de la demanda: cuando los propietarios de campos, fábricas o infraestructuras piden más crédito para financiar inversiones destinadas a mitigar los efectos del cambio climático, o para reemplazar activos dañados por el mismo. Por ejemplo, las posibles inversiones en el sector inmobiliario y turístico para mejorar la climatización y eficiencia energética de los edificios.
• Negativo por el lado de la oferta: los bancos perciben un mayor riesgo de insolvencia, lo que podría reducir su deseo de conceder préstamos en las zonas afectadas por la desertificación.

Nuestro primer estudio evalúa el impacto de la desertificación sobre el crédito otorgado a las empresas no financieras en España. Para ello, recopilamos los datos de crédito a nivel de municipio obtenidos de la Central de Información de Riesgos del Banco de España (CIRBE) entre 1984 y 2019. Mediante un análisis de regresión, analizamos en qué medida depende del índice de aridez que construimos. El gráfico 1 representa este índice en el mapa de España, donde se observa el aumento de la desertificación en las últimas décadas.

Grafico 1
EL GRADO DE ARIDEZ SE HA INCREMENTADO EN ESPAÑA EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS

FUENTE: Broto y Hubert (2025), a partir de datos de Copernicus
NOTA: La distribución de la aridez en España está definida por las zonas climáticas definidas por el PNUMA (1992), donde el índice de aridez anual ha sido promediado por década. Las zonas climáticas se corresponden con rangos crecientes en el valor del índice, de menor (hiperárido) a mayor (húmedo). La resolución de la cuadrícula es de 0.1°, equivalente a 8,5 km en la latitud de la España continental.

La conclusión del estudio es que la mayor aridez reduce el crédito a las empresas, aunque de forma gradual. Como muestra el gráfico 2, se precisan más de ocho años para que este efecto sea estadísticamente significativo. Por cada punto porcentual de aumento de la aridez, el crédito caería un 0,25 % entre 8 y 20 años después.

El aumento de la aridez reduce el crédito en los municipios afectados, aunque el impacto tarda años en materializarse

Gráfico 2
IMPACTO DE LA MAYOR ARIDEZ EN ESPAÑA SOBRE EL CRÉDITO A LAS EMPRESAS

FUENTE: Broto y Hubert (2025)
NOTAS:
-Las funciones impulso-respuesta representan el impacto de un aumento del 1 % en el índice de aridez sobre el crédito a las empresas no financieras, estimado a partir de la técnica de proyecciones locales. Para más detalles, ver Broto y Hubert (2025)
-El intervalo de confianza indica el rango del impacto con una probabilidad del 90%. Si el área gris no cruza el valor cero en el eje horizontal, el impacto es estadísticamente significativo, es decir, distinto de cero, con un 90% de probabilidad.

El impacto varía por sectores. Como cabría esperar el crédito al sector agrícola es el más afectado. Igualmente, el crédito responde de manera diferente según la zona climática y dependiendo de los sectores. Es llamativo el caso del sector turístico ya que, en las zonas más húmedas, un clima más seco (es decir, con mayor aridez) incluso favorece el crédito.

¿Cómo afectan los incendios a las empresas de las zonas afectadas?

En otro artículo reciente analizamos cómo los incendios afectan a las empresas de las zonas afectadas. Para ello, se geolocalizan tanto los incendios forestales (gráfico 3) como las empresas para identificar cuáles se han podido ver afectadas por los mismos. A partir de esta información, que cubre el período 2004 a 2017, se compara la evolución de las ventas y el crédito de estas empresas (las situadas a menos de 10 kilómetros del incendio) con negocios similares en zonas no afectadas (localizadas a 20-40 kilómetros).

Gráfico 3
GRANDES INCENDIOS EN ESPAÑA Y SUS CAUSAS (2004-2017)

FUENTE: Civio
NOTA: Incendios de 500 hectáreas o más. El tamaño de los puntos se corresponde con el tamaño real de la superficie quemada.

El primer resultado es que los incendios provocan un descenso en las ventas de las empresas (de 7 puntos porcentuales sobre su activo total), lo que podría también repercutir negativamente en su acceso a la financiación. También constatamos que el empleo cae en esas empresas respecto a las no afectadas.

Nuestro análisis muestra, además, que, efectivamente, los incendios reducen el crédito recibido por las empresas afectadas en torno a un 6 % más que a las no afectadas.

Los incendios reducen el crédito un 6% respecto a las zonas no afectadas, si bien la presencia de bancos locales mitiga el impacto

Un factor que influye en los resultados es la presencia de bancos locales —aquellos cuya actividad se concentra en un determinado territorio. Gracias a su mayor cercanía y a su mejor conocimiento del entorno y del impacto del incendio (lo que se conoce como “información blanda”), observamos que pueden mantener en mayor medida el crédito a las empresas afectadas, sin que ello implique un aumento de su morosidad. Este mayor crédito reduce el impacto negativo de los incendios sobre el empleo de las empresas ubicadas donde hay más banca local.

Ambas investigaciones muestran que el impacto del cambio climático sobre la actividad y la estabilidad económica y financiera ya es importante. Desde el Banco de España somos conscientes de ello, y trabajamos para incorporar estos riesgos en nuestro análisis y seguimiento y para que los bancos los internalicen en su comportamiento.