“Era fundamental saber y poder ofrecer a los ciudadanos efectivo. En ese momento no había luz, no había conexiones, el efectivo era la herramienta que ellos necesitaban para adquirir cualquier cosa que les fuera necesaria.”

Cuando es lodo todo lo que hay alrededor, ¿cómo se puede reconstruir una economía?

Calles convertidas en ríos, hogares devastados y vidas interrumpidas. La llegada de la DANA a Valencia provocó destrucción a su paso y puso a prueba la resiliencia de todo un sistema.

En medio del caos, cuando las preocupaciones se multiplican, el Banco de España supo desde un primer momento que la prioridad debían ser las personas. ¿Cómo ha reaccionado la institución a esta catástrofe?

El efectivo es fundamental en momentos de crisis, pero las noticias no eran buenas: billetes y monedas estaban sumergidos en el lodo y los cajeros automáticos estaban inhabilitados y, sin electricidad ni conexión, el uso de otros medios de pago también era imposible. Carmen del Álamo, de la División de Análisis de Efectivo, nos cuenta cómo se movilizaron con agilidad para garantizar a los ciudadanos el acceso al efectivo y conseguir recuperar el dinero dañado.

Un año después, casi 14 millones de euros en billetes y monedas han sido recuperados, recompuestos y reembolsados por efectivo en buen estado.

Pero como nos recuerda Isabel Alcalde, de la División de Educación Financiera, la reconstrucción no debía ser solo material. Por eso, el Banco de España se propuso apoyar a las familias afectadas con ayudas económicas y equipos informáticos. El desafío: facilitar el proceso de solicitud para quienes habían perdido hasta la documentación básica.  La repuesta, 150.000 euros en ayudas para estudiantes.

La DANA también desafió a la estabilidad financiera. En un momento de particular vulnerabilidad, era importante que quienes lo han perdido todo pudieran acceder al crédito para recomponer sus vidas. Raquel Vegas, del Departamento de Estabilidad Financiera y Política Macropudencial explica cómo se han monitorizado los daños y riesgos en el sistema financiero, que ha sabido superar una crisis climática sin precedentes.

La DANA en Valencia nos ha enseñado la importancia de prepararnos ante los posibles efectos del cambio climático, que comienzan a hacerse cada vez más evidentes. Y de buscar nuevas formas de mitigar su impacto social y económico, tanto desde el Banco de España como desde el resto de instituciones públicas.