Dado el papel que las entidades de crédito desempeñan en la economía, es importante proteger el buen funcionamiento del sistema financiero, su eficiencia y estabilidad. Por esta razón, las entidades de crédito están sujetas a una regulación y supervisión prudencial que garantice la confianza en el sistema financiero.
Desde el 4 de noviembre de 2014 la supervisión de las entidades de crédito significativas, tanto españolas como del resto de países de la Eurozona, se encuentra a cargo del Mecanismo Único de Supervisión, un sistema dirigido por el Banco Central Europeo y en el que participan las autoridades supervisoras nacionales, como el Banco de España.
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