La orientación de la estrategia a medio plazo significa que el objetivo de inflación debe cumplirse, no en cada momento del tiempo, sino en un horizonte de medio plazo (típicamente interpretado como unos dos años). De esta manera, el banco central no debe reaccionar inmediatamente a cada desviación de la inflación respecto al 2 %. Esto proporciona flexibilidad para que las respuestas de política monetaria ante desviaciones de la inflación con respecto al objetivo sean específicas para cada contexto y se tomen en función del origen, la magnitud y la persistencia de la desviación.