El tipo de cambio de una moneda respecto a otra dependerá del régimen cambiario del país o conjunto de países que estemos analizando. Existen dos regímenes cambiarios diferentes: tipo de cambio fijo y tipo de cambio flexible. Con el primero, el banco central establece un tipo de cambio y se compromete a mantenerlo en un nivel determinado mediante su política monetaria, fundamentalmente sus tipos de interés; mientras que, bajo un sistema de tipo de cambio flexible, el banco central deja que la moneda fluctúe libremente en el mercado, lo que le permite fijar libremente sus tipos de interés para perseguir otros objetivos, como la estabilidad de precios. En este último caso, el valor de la moneda se fija por la oferta y la demanda.
La eurozona se rige por un sistema de tipo de cambio flexible frente al resto de monedas internacionales.